Resumen:
En un proceso electoral, el candidato es el centro de la atención, es el recurso más valioso, porque sólo él puede realizar algunas de las actividades, como dar entrevistas en los medios de comunicación, participar en debates públicos, en conferencias de prensa, y encabezar mítines, entre otras. De ahí que su imagen tenga que ser cuidada, cultivada, reforzada y/o construida. Las campañas electorales se ganan a escala mediática, y da mayor importancia a la comunicación política y a las estrategias centradas en los medios de comunicación electrónica.
La mercadotecnia se ha constituido, además, como una práctica cultural de las sociedades modernas con democracia de mercado, que proporciona una serie de conocimientos, saberes, ventajas competitivas, técnicas y estrategias orientadas a conquistar o mantener el poder. Existen múltiples instrumentos de marketing que se usan en las campañas políticas solo se mencionarán algunos de ellos. Es evidente que el primer punto es tratar de desarrollar un perfil político, en donde se muestre algún tipo de diferenciación sobre los demás candidatos ya sea por afiliación política (azul, rojo o verde), acercamiento al ciudadano (que ofrece y que lo hace más atractivo) y sus propuestas (que va a hacer cuando sea elegido). Como es lógico, si al votante no le gusta dicha afiliación, sería necesario mostrar un perfil diferente; (proclamarse independiente, hacer actos de diferenciación, apartarse de elementos que la gente vea como negativos etc.).
Las características que muestren cada uno de los candidatos y las habilidades que pretenden construir y explotar en la imagen que crean, puede verse ensombrecidas por no conocer sus correspondientes reacciones en el público, por no preverlas y por no llevar a cabo un diseño adecuado de la imagen a proyectar ante una audiencia determinada. Actualmente, los personajes que figuraron como candidatos para Diputados Federales, por sus respectivos partidos políticos, presentan una imagen que, cuando menos, no resulta improvisada.