Resumen:
INTRODUCCION:
El aprovechamiento, conservación y restauración de los recursos forestales requiere
de la realización de estudios a diferentes escalas. Estas pueden ser a nivel local, en
donde los muestreos en campo brindan información puntual acerca de la dinámica de
las poblaciones, composición de flora y fauna, interacciones entre las especies que
conforman una comunidad, dinámica de ecosistemas y atributos del medio físico que
permiten el crecimiento y desarrollo de los organismos (Mueller-Dombois &
Ellemberg, 1974). A nivel regional, donde se considera la estructura de la vegetación
y los procesos dinámicos que se presentan al paso del tiempo dentro de grandes
extensiones de terreno, lo que supone un conocimiento substancial de las zonas bajo
estudio, así como el uso de técnicas de obtención de información a distancia (Odum,
1972), que permitan registrar los eventos que se presentan como resultado de
procesos de cambio, sean de origen natural o antropogénico, en la cubierta forestal.
El estudio de estos cambios puede ser un factor determinante para decidir acerca del
manejo de los ecosistemas, con el propósito de establecer políticas de restauración,
conservación y aprovechamiento sustentable que aseguren la renovación de tales
recursos en el futuro.
Las investigaciones que se realizan a nivel local brindan una gran cantidad de
información detallada para áreas pequeñas y aquellas que se llevan a cabo a nivel
regional proporcionan datos menos detallados, pero tienen la ventaja de que
permiten el estudio de grandes áreas y la observación de fenómenos que no serían
apreciables directamente en el sitio.
El diagnóstico de las condiciones del territorio a escala media (1:50,000 -1:250,000),
requiere que se tomen en cuenta dos variables: la espacial y la temporal. La primera
se refiere a las condiciones de distribución, tamaño, forma, localización y proporción
de los componentes de un paisaje en particular y la segunda variable permite
discernir la dinámica de tales componentes al paso del tiempo.
En la zona boscosa de la Sierra Fría en Aguascalientes se realizó un diagnóstico
espacial y temporal. Para ello se buscó determinar el grado de fragmentación que
pudiesen presentar las áreas con arbolado en una superficie de cerca de 150 Km². El
fenómeno de fragmentación se refiere a la formación de varias unidades de paisaje o
rodales del mismo tipo a partir de una unidad original o matriz (Forman & Godron,
1986). En un paisaje fragmentado, las áreas forestales forman parches o rodales.
Este trabajo se hizo utilizando conceptos y metodologías de la ecología del paisaje,
en conjunto con las posibilidades de proceso que brindan las funciones de sistemas
de información geográfica (Burrough, 1986).
La ecología utiliza el concepto de paisaje en dos formas. La primera, que considera
al paisaje como un área específica basada en la escala humana, es intuitiva: los
paisajes son sistemas ecológicos que existen a la escala de kilómetros y
comprenden elementos reconocibles tales como "parches" o rodales forestales
inmersos dentro de una matriz. Los rodales pueden estar constituidos por terrenos de
cultivo y arbolados, asentamientos humanos y ecosistemas naturales. El segundo
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uso de paisaje es una abstracción que representa la heterogeneidad espacial a una
escala determinada. En este caso, el paisaje es un criterio dentro de un enfoque
espacial para algún sistema ecológico. El enfoque más común es el de la interacción
entre los elementos de una matriz, especialmente aquellos que son adyacentes. Este
enfoque expone los mecanismos de escala relativamente fina, más allá de la
dinámica y estructura de la matriz en su totalidad y trata sobre la dinámica y
comportamiento de la matriz, como un total, a gran escala (Forman & Godron, 1986).
Los dos enfoques son complementarios y reconocen un mosaico espacial con
elementos discretos.
La Sierra Fría, situada en la parte sur de la Sierra Madre Occidental, dentro del
estado de Aguascalientes, presenta un mosaico complejo de condiciones
geomorfológicas caracterizadas por mesetas y cañadas en donde crecen
principalmente bosques de encino (Quercus spp), pino (Pinus spp), táscate Juniperus
spp) y bosques mixtos, con pastizales y zonas de matorral (INEGI, 1995). Una buena
parte de la Sierra Fría, en su vertiente oriental, pertenece a la cuenca del Río San
Pedro por lo que, además de constituir una reserva natural de flora y fauna,
representa una zona de captación de agua muy importante en el centro del país.
Esta zona estuvo sujeta a fuertes presiones debido a la extracción de carbón de
encino durante la primera mitad del siglo XX (Minnich et al., 1994). Con el aumento
en el uso de los combustibles fósiles, cesó en gran medida la actividad de extracción,
por lo que se espera un cambio en el sentido del aumento de cobertura de las
especies que forman bosques y, por lo tanto, de la homogeneidad de los rodales que
los conforman. De lo anterior, se deriva la necesidad de realizar estudios
multitemporales que permitan estimar la dinámica de los ecosistemas y establecer
las tendencias de recuperación, resultado de los procesos de sucesión.
Asimismo, es probable que los regímenes de incendios forestales en la zona se
hayan modificado debido a la intervención humana, lo que significaría la posible
acumulación de material combustible tanto en las zonas de arbolado como en las de
matorral. Se sabe que los regímenes naturales de incendio, que son principalmente
de tipo superficial, constituyen un factor de regulación en el crecimiento y desarrollo
de las poblaciones de encino y pino, favoreciendo la germinación y reclutamiento de
plántulas de diferentes especies (Minnich et al, 2000; He, 1999). Al modificarse estas
condiciones, con el aumento de combustibles, puede provocarse la incidencia de
incendios de copa con lo cual se verían afectados los procesos de establecimiento
de pinos y encinos con la subsiguiente proliferación de matorrales de pingüica
(Arctostaphilos pungens) y bosques de Táscate.
La tecnología aeroespacial brinda los materiales necesarios para realizar trabajos de
análisis de las condiciones del territorio a distancia, para grandes áreas, gracias al
proceso e interpretación de fotografías aéreas e imágenes de satélite en formato
digital (Johnson, 1969; Lillesand & Kieffer, 1982; Chuvieco, 2001). Para el caso de la
Sierra Fría, la problemática de utilizar estos insumos estriba en que, a pesar de que
se cuenta con fotografías aéreas que datan de 1956, 1970 y 1993, no se tienen
registros de trabajo en campo de esas épocas para comparar los resultados del
análisis, por lo que es necesario utilizar métodos de interpretación que permitan
recrear las condiciones de los bosques, en cada fecha, mediante el cálculo de
indicadores como podría ser el índice de fragmentación para diferentes niveles de
agregación (Hargis, et. al.,1997).
Es importante conocer la dinámica de cambio en los rodales de vegetación de la
Sierra Fría y generar información que permita la continuación de los estudios
comparativos a futuro, con una metodología básica que pueda modificarse conforme
se cuente con recursos informáticos especializados y registros de campo que puedan
relacionarse con los datos anteriores así como nuevos cubrimientos fotográficos de
la zona e imágenes de satélite recientes.
Este trabajo muestra un enfoque metodológico para el análisis del cambio en la
cubierta vegetal de distintas zonas de la Sierra Fría en el Estado de Aguascalientes,
a partir de fotografías aéreas para tres fechas: 1956, 1970 y 1993. Asimismo, se
aplica un modelo de análisis del grado de fragmentación de la vegetación tanto para
toda la zona, como para los rodales de cada tipo de vegetación por separado