Los estudios relacionados con la conservación del patrimonio cultural, se caracterizaron hasta hace algunos años en la preservación de bienes monumentales de valor excepcional, preservando el patrimonio edificado mediante conceptualizaciones como conjuntos históricos o centros históricos.
Es hasta los primeros lustros del siglo XXI que se busca un entendimiento integral del patrimonio cultural, en ese sentido organismos como la UNESCO, el ICOMOS y académicos externos han adaptado el término paisajes urbanos históricos como herramienta de estudio para la gestión y conservación de los sitios históricos, dotando a los llamados centros históricos, una visión integral en la que se observa el patrimonio edificado, el medio natural, los usos y costumbres locales y las imágenes generadas a partir de esta mezcla.
Este trabajo incluye una revisión teórico –metodológica sobre esta visión integral para la conservación del patrimonio cultural, incluye una revisión por los organismos internacionales -UNESCO, ICOMOS-, estudios académicos europeos y latinoamericanos, con lo que se integran metodologías y se adaptan a una realidad mexicana en donde si bien es cierto, el paisaje no está legislado, se pretende que esta visión pueda ayudar a legislar en temas concernientes en un futuro próximo.
Para el caso mexicano se usó la Zona de Monumentos Históricos de Morelia, en el estado de Michoacán, caracterizado según la metodología en un paisaje externo y otro interno, ubicación de edificios de valor excepcional procedentes de los Siglos XVI al XX, arquitectura contextual importante, y usos y costumbres particulares que permiten al sitio histórico de orígenes virreinales, tener un uso constante en la mayor parte del día en pleno siglo XXI.
Para un mejor entendimiento del sitio, se observó a la ciudad a través de seis Unidades de Paisaje principales, analizando en cada una de ellas, el componente material y el inmaterial, proponiendo, como valor agregado, indicadores de medición para la conservación del paisaje. En este sentido, se ubicaron zonas con un excelente cuidado del patrimonio construido, un uso constante en determinadas áreas, y un descuido y desuso en varias zonas cercanas al primer cuadro de la ciudad.
De esta manera, la utilización del término paisaje urbano histórico sirvió como herramienta de visión integral del patrimonio cultural, que, si bien es perfectible, puede ser una estrategia de protección de los sitios históricos.
The studies related to the conservation of cultural heritage, were characterized until a few years ago in the preservation of monumental property of exceptional value, preserving the built heritage through conceptualizations as historic sites or historic centers.
It is at the beginning of the 21st century that researches an integral understanding of cultural heritage, for example, UNESCO, ICOMOS and external academics have adapted the term historic urban landscapes as a tool for the management and conservation of historical sites, making the historical centers, an integral vision in which the built heritage, the natural environment, the local customs and the images generated from this mixture are observed.
This work includes a theoretical-methodological review on this comprehensive vision for the conservation of cultural heritage, includes a review for international organizations -UNESCO, ICOMOS-, European and Latin American academic studies, which integrates methodologies and adapts to a reality mexican where, although it is true, the landscape is not legislated, could be, that this vision can help to legislate on issues of concern in the near future.
For the Mexican case, the Historical Monuments Zone of Morelia, Michoacán, was used, characterized according to the methodology in an external and internal landscape, the location of buildings of exceptional value from the 16th to the 20th centuries, an important contextual architecture, and uses and customs that allow the historical site of colonial origins, have a constant use in most of the day in the XXI century.
For a better understanding of the site, the city was seen through the six Landscape Units, analyzing in each of them, the material component and the immaterial component, proposing, as an added value, measurement indicators for the conservation of the landscape. In this sense, they were located in areas with an excellent care of the built heritage, a constant use in certain areas, and a neglect and disuse in several areas near the first square of the city.
In this way, the use of the term historic urban landscape as a tool for an integral vision of cultural heritage, which, although it is perfectible, can be a strategy for the protection of historic sites.