Abstract:
RESUMEN
En la práctica clínica optométrica al igual que en toda rama médica, reconocer el estado de salud o enfermedad de un paciente es el objetivo de la valoración de rutina, lo que implica detectar la presencia de cualquier anomalía visual.
En dicha área, la médica se cuenta con una gran cantidad de pruebas específicas cada día más sofisticadas que de ser necesarias para investigación adicional deben ser aplicadas para obtener un diagnóstico preciso y conocer el origen de los signos y síntomas del paciente, lo que lleva a un tratamiento exitoso.
Se estima entre la población en general cerca de un 40% de individuos con problemas refractivos que generan baja agudeza visual (AV) los cuales pueden ser corregidos con prescripción óptica y pueden o no presentar aunados problemas de binocularidad, pero un porcentaje aún mayor, presenta algún tipo de alteración de VB sintomático o asintomático adicional o independiente de las condiciones refractivas, tales problemas son difícilmente detectados en exámenes convencionales por falta de tiempo o equipo adecuado.
La visión binocular es indispensable para un adecuado desarrollo y funcionamiento no sólo visual, sino de coordinación motriz, lenguaje, aprendizaje, comprensión de la lectura, deporte, percepción espacial etc.
Pacientes con anomalías de binocularidad pueden en contadas ocasiones no manifestar sintomatología, no obstante, la gran mayoría presenta una variante de molestias que van desde mala postura en el trabajo, fatiga visual, dolor de cabeza, visión doble, irritación, borrosidad esporádica o constante, sensación de sequedad ocular, molestias a la luz, enrojecimiento y ardor ocular, lagrimeo, cansancio relacionado al trabajo cercano, hasta problemas de lectura y aprendizaje o carecer de visión en tercera dimensión lo que lleva a una secuencia de alteraciones y mal desempeño escolar o laboral.
Las pruebas de diagnóstico habitualmente utilizadas para diagnosticar cualquier proceso no sano, por lo general son pruebas específicas,
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demandantes de recursos económicos, tiempo y materiales de consideración, aunque también existen pruebas menos específicas, estandarizadas, rápidas, de bajo costo y fácil reproducción, denominadas pruebas tamiz.
Con éste proyecto se pretende validar un instrumento o batería de tamizaje innovando varias pruebas estandarizadas que, proporcione al optometrista ayuda valiosa durante la valoración visual para determinar un diagnóstico de anomalías binoculares, reduciendo el tiempo de evaluación, con un paquete de pruebas diseñado para ser portátil, económico, de uso y aplicación sencilla, se pueda adaptar a cualquier condición de trabajo (ya sea por espacio o por equipo); al mismo tiempo recalcar la importancia de la visión binocular y que, evaluar oportunamente dichas alteraciones puede reducir el riesgo de pérdida de la binocularidad en pacientes propensos.
EL dispositivo de tamizaje básicamente estará diseñado pensando en la evaluación de pacientes en edad escolar de 5 a 15 años no obstante, puede ser usado en adultos; para medir agudeza visual monocular y binocular lejana, capacidad visual, detección de dirección y magnitud de forias, presencia y dirección de estrabismo y microestrabismo, supresión, grados de fusión, amplitud de acomodación y convergencia, visión al color, sensibilidad al contraste, estereopsis y alteraciones del nervio óptico.
De modo que el optometrista cuente con una herramienta de trabajo útil y confiable para detectar fácil, rápida y eficientemente alteraciones de visión binocular, sintomáticos o no.
La batería de tamizaje, debe cubrir un alto grado de sensibilidad y especificidad al ser probado y comparar los resultados de la batería con “pruebas de oro” con las que se detecta habitualmente cada diferente anomalía de VB, una vez documentadas las características de cada una.